En la actualidad del mercado laboral los perfiles con estudios financieros suelen ser los más solicitados por las empresas. Estos cuentan con habilidades y conocimientos en el manejo de los recursos financieros: cómo operar con el dinero, cómo invertir, cómo administrar y cómo proyectar.
La educación económica financiera está presente a lo largo de nuestras vidas: en la infancia, en la adultez y en la vejez. En la primera instancia pesa la cultura del ahorro y los programas para transitar el futuro. En la segunda, la innovación con sus oportunidades, la administración adecuada y la ponderación de riesgos. En la tercera, la protección y el ahorro provisional. Pero muy pocos conocen su manejo adecuado.
Cuanto mejor comprenda una persona los conceptos y productos financieros, más preparada estará a la hora de tomar decisiones económicas en el mundo laboral. Estas decisiones no sólo afectan individualmente, sino que impactan en la salud económica del resto de la sociedad. Por eso, no solo se debe impulsar hacia las finanzas la formación de estudiantes universitarios sino también se debe acercar a la sociedad para que las próximas generaciones digan sí a las finanzas.
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